Unidad y comercio
Mallorca es una tierra muy pequeña en la que caemos, en demasiadas ocasiones, en el error de trazar caminos cada uno por su cuenta. Tambien, en demasiadas ocasiones, algunos de los que defendemos intereses comunes, nos dedicamos a realizar la guerra por nuestra cuenta. Somos demasiado individualistas, o demasiado egoistas para pensar en que muchas veces es más práctico, unir fuerzas y ser generoso con el vecino. Seguro que más de uno coincidirá en este diagnóstico.
Aunque también quiero pensar que los mallorquines aprendemos de nuestros errores siempre movidos por la voluntad de ser mejores.
Digo todo esto, después de luchar durante más de 9 años por un sector sensible y estratégico en nuestra economía como es el del comercio; y sobre todo nuestro pequeño comercio. Debemos reconocer que, durante mucho tiempo, no se ha tenido la visión suficiente para conseguir una unidad que necesitamos para ser fuertes, para ser más importantes e influyentes, y ser más respetado ante las administraciones.
Ahora que estoy a punto de abandonar la responsabilidad como Presidente de Pimeco, al menos puedo decir con orgullo que los errores del pasado se van corrigiendo, a pesar de los muchos entretiempos. Puedo decir que habrá un antes y un después de nuestra reentrada en Pimem y que los principales beneficiados serán nuestros comerciantes.
Y es que la palabra unidad es la pieza clave que necesitaba nuestro sector pero cuando hablo de unidad no me refiero solo a esta renovada alianza con Pimem sino que voy un poco más allá. Tendríamos que empezar con plantear la unión de los comerciantes de cada calle, cada barrio y cada pueblo. Sería un punto de partida perfecto.
Deberíamos borrar de nuestro imaginario empresarial el pensamiento erróneo de que el vecino es nuestra competencia. El comerciante que tenemos al lado tiene que ser nuestro aliado, y si no lo creemos así vamos equivocados. Casa siempre nuestros enemigos, comercialmente hablando, están en las afueras de nuestras ciudades y pueblos, disfrazados de grandes operadores comerciales.
Pensemos fríamente. En Mallorca hay más de 14.000 comercios. Ningún otro sector tiene tantas empresas. Ningún otro sector genera tanto empleo directo estable ni tanto autoempleo. Por lo tanto, la única vía para subsistir es generar corporativismo, trabajo conjunto, sin fisuras. Esta es nuestra gran asignatura pendiente y el gran reto que les resta a los que recientemente han llegado y a los que llegarán a las direcciones de las patronales y asociaciones comerciales.
Conseguir esta unidad de acción representaría una fuerza inimaginable. Unidad ante el intrusismo que padecemos por parte, también, de algunas empresas públicas con presupuestos millonarios, que hacen el trabajo de los patronales del sector y son competencia pura y dura. Unidad para proteger nuestro territorio ante la severa destrucción que este está padeciendo, a manos de las inmensas inversiones inmobiliarias que se maquillan y toman la forma de superficies comerciales
Más de 14.000 empresas de Mallorca tendrían que tener el peso suficiente para conseguir que, de una vez por todas, en esta tierra, se apueste para proteger a nuestro pequeño comercio local sin complejos.
Y lo tenemos que hacer por los valores añadidos que otorga en forma de creación de puestos de trabajo (más de 40.000), de consumo responsable, de vida para nuestros barrios y pueblos y de dinamismo social y económico.
El pequeño comercio es una fórmula infalible para generar crecimiento económico sin nuevo consumo de territorio ni de recursos. Ello se tiene que trasladar al diseño de la Mallorca comercial del futuro que ahora está en fase de debate.
Ahora que estoy a punto de ponerme a un lado y observar todo con mayor perspectiva, pido y reclamo que esta nueva normativa territorial, llegue con el máximo consenso y con la capacidad de tener en cuenta las necesidades de los empresarios más pequeños pero a la vez más numerosos, y sobre todo, y muy importante, sea respetuoso con nuestro territorio y medio ambiente. No valen excusas, para decir basta a la destrucción de Mallorca. La misma valentía que se ha usado para otras decisiones políticas, algunas con altos costes para todos, le pido a los responsables del Consell de Mallorca, en la defensa, repito, de nuestra Isla y de un modelo comercial mediterráneo en harmonía con nuestro territorio.
Llegarán ahora nuevas personas para llevar la bandera de la patronal del pequeño comercio de Mallorca, Pimeco, con aires nuevos, con las ganas y un empuje que nunca me ha faltado. Espero y deseo que este nuevo equipo de Pimeco, con el apoyo de Pimem, pueda conseguir, desde la unidad, el diálogo y el consenso, la atención y el apoyo directo que hemos echado en falta hacia el pequeño comercio en demasiadas ocasiones. Pasemos de secundarios a protagonistas.